¿Qué es OiL?

Desde que era niña todas las noches antes de dormir me quedaba pensativa en la cama soñando cómo sería mi futuro. Elegía una vida estereotipada y de éxito. Hasta que deje de hacerlo, sin recordar el momento exacto. Intuyo que comencé a vivir los sueños en lugar de imaginar. El resultado fue muy diferente a lo esperado.

 

Después de varios fracasos y decepcionar a las personas que más quería, en un profundo afán por superar los duelos, comencé una introspección tan intensa que no deje ningún rincón de mi interior por explorar.

Descubrí que siempre había necesitado de la aprobación de los demás para hacer cosas. Nunca había sabido darme mi libertad, ni la oportunidad de poder equivocarme. Que me costaba tomar decisiones. Me acostumbre a interpretar una vida elegida que había decido para mí, sin darme permiso para hacer nada que no estuviera admitido.

Hasta que me sacudió, para empezar a alejarme del modelo establecido por la mayoría, como un batido de condicionamientos que otros habían preparado. Inmersa en una nueva aventura, esa que me distancio de los aplausos, de los halagos de la sociedad y lejos de la admiración, comencé a apreciarlo.

Abandoné mi identidad prestada, como si fuera una actriz fracasada de una función de teatro. Dejando aquel personaje influenciado por la educación, las normas sociales en aquel camerino. Y con un equipaje más liviano, sin huir, comencé a disfrutar, libre de toda dependencia y asumiendo la responsabilidad necesaria para apoyar a mi verdadero ser.

En ese viaje, fui a ver una representación de teatro, un lienzo blanco convertido en obra de arte, una adaptación de la obra “Art”. En aquel momento decidí que nunca me tatuaría mi cuerpo, que sería una página en blanco para sin borrar, poder dibujar una y otra vez.

En cada amanecer, me levantaría, definiendo mi rumbo y viviendo los sueños. Comencé a sentir la historia que quería contar. Nacer, morir una y otra vez (pequeñas muertes) hasta el más sublime deleite. 

Y en ese proceso de aprendizaje tanto de experiencias externas como internas, me permitió llegar a la plenitud, al empoderamiento, a un orgasmo intelectual, como expresión escrita de mi día a día, mi diario, donde se reflejan mis pensamientos y mis sentimientos.

Llevo desde que tengo uso de razón estudiando y aun sin poder resolver la ecuación de la vida. Pero desde hace tiempo pinto y escribo mi historia. Llevo narrado varios libros, algunos episodios sin contar, los guardo para mis memorias, donde tendré el valor de exponer mis cicatrices, esas que no se ven, pero que permanecen, esas que aún no estoy preparada para contar. 

Cada vez que me he roto, para reparar y reinventarme, he tenido un Orgasmo Intelectual Literario, ese que habla de existencia, de emociones como el amor, los miedos… Esa aventura, ruta a una vida mejor, volviéndonos con los años únicos, con identidad propia, originaria, dúctil, resiliente, inmersa en continuo proceso de formación y transformación.

 

Me he convertido en una persona independiente, preparada para pensar, cuestionar y disfrutar de todas las mujeres elegidas para habitar en mí y yo en ellas. 

Me he fortalecido en ese proceso. He podido conmoverme ante una obra de arte, de un concierto, de un museo, un libro, un paisaje, un viaje …, encontrando ese orgasmo intelectual, que en cada persona permanece de forma distinta. El autoconocimiento me ha llevado a gozar de la sensualidad y sexualidad.

El sentido de nuestra existencia, deseos cumplidos, todo lo vivido y lo intentado, marca la dirección, un camino hacia la felicidad, lleno de sombras y luces. En el que comparto escenario con otros actores (familia, amigos, compañeros …) en esta misteriosa experiencia, abriendo mi corazón a los demás con altas dosis de empatía, sin juzgar y con el fin de construir un mundo mejor donde podamos realzar la vida para levantar tanta conciencia sin saber adormecida.

Que yo hace tiempo que empecé a ser, dejando de pensar cómo hacer, improvisando los capítulos como protagonista. He olvidado el cómo fui, tomando las riendas, curso hacia una expresión mejor. Sin soñar, despierta, por las noches coloco en mi libro, un marca páginas, de mi color favorito, azul como el mar, enigmático y fascinante. En el anverso puede leerse,

“OIL, el privilegio de ser mujer”.

Y en el reverso

“Vive la biografía que quieres escribir”.  

— Inma Díaz

Post para cuando estés

y cuando no lo estés.

Desnudo mis letras, acariciando, susurrando al sentido y desatando emociones.

𝗢rgasmo 𝗜ntelectual 𝗟iterario.

oil Inma Díaz oil Inma Díaz

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