Conmigo misma.

Inma Díaz. Ilustración del artista Alberto Busquets.

El colibrí es mi tótem animal.

“Si nuestro destino depende de los genes, como dicen algunos, ¿Dónde está nuestro libre albedrío?. Es tentador pensar que dentro de nuestro cerebro habita un ser que viaja libremente de aquí para allá, reflexionado, planificando, y moviendo las palancas de la maquinaria cerebral”. Edward O. Wilson. Sobre la naturaleza humana, 1978.

¡Qué difícil escribir sobre una misma!. Creo que soy una mezcla entre biología y biografía. Un parte nos viene dada, en nuestro linaje y la otra la escribimos nosotros.

Quizás no podamos alcanzar la luna por nuestros propios medios, pero sí podemos rodearnos de tres tipos de personas: las que no nos digan que es imposible, las que quieran venirse con nosotros y las que, con sus conocimientos, nos ayuden a construir nuestro cohete. Nuestra vida es tan grande como las personas que colocas a tu lado. Yo me siento afortunada de contar con mi familia y amigos. Mi motor es mi hija, Sara.

Hay veces que la vida te sacude como si pasara un tsunami. Esos momentos en los que cuesta recuperarte y orientarte. Te encuentras perdida, y te asusta volver a reconstruir todo. Te apuntas a viajar con tus amigas, Argentina, Honk Kong, Tailandia ... Parece que cuanto más lejos mejor. Al final te das cuenta de que el mejor viaje es hacia el interior, contigo. Y te preguntas, ¿Quién eres?, ¿Te gusta la realidad que vives?, ¿Hacia dónde te diriges?. Y cuando estamos a solas, nos sinceramos, nos entendemos, curamos las heridas del pasado y te consuelas en un abrazo. Ese que te impulsa a levantarte, para reconocer las fortalezas, que te permitirá reinventarte.

Empiezas a construir tu edificio con tus propios diseños, y a decorar con tus propios colores. Hay personas que se sorprenden de combinar azul y rojo, hasta que el tiempo los pone de moda para que puedan entenderte. Solamente después de deshacerme de la identidad prestada, condicionada por la educación y por las normas sociales, comencé a descubrirme. Comprendes que no es necesario huir. Entonces asumí la responsabilidad necesaria para habitar y disfrutar conmigo misma.

Con el paso de los años, he aprendido que la felicidad no está tanto en el éxito por lograr los objetivos, como en el hecho de disfrutar el camino. Que la felicidad no está nuestras posesiones materiales, depende de valorar las pequeñas cosas y los momentos compartidos, con los seres hogar, esos que eliges en el recorrido, para continuar un rumbo sin puerto. Y que aunque a veces no te entienden, te acompañan en tus sueños, porque una es de naturaleza inquieta.

En mi incierta vida normal, las experiencias, tanto positivas como negativas vividas, me han modelado y estimulado mi talento para superar los contratiempos. Me he dado cuenta, que podemos hacernos a nosotros mismos, dejando nuestro mapa genético y forjar nuestro destino. Pero es más fácil cuando cuentas con familiares, amigos y colegas del trabajo. Conversar con otras personas, incluso con mis animales, me ayuda a restablecer el sentido de mi misma, a tranquilizarme y entender las cosas que me afectan. Me quedo como aprendizaje de todos estos años vividos con este antiguo proverbio chino.

“Todas las crisis tienen dos elementos: peligro y oportunidad. Con independencia de la peligrosidad de la situación, en el corazón de cada crisis se esconde una gran oportunidad. Abundantes beneficios esperan a quienes descubren el secreto de encontrar la oportunidad en la crisis”.

Si tuviera que elegir ser un animal, sería un Colibrí. Es amor, protección, ver lo bueno de la vida, superar la tristeza y experimentar la magia. Invita a disfrutar del presente y encontrar la felicidad en aquello que hacemos con pasión. Es la única ave que vuela hacia atrás y puede frenar, forjando su vuelo. Es símbolo de lograr lo que parece imposible.

Inma Díaz.

Texto inspirado en el tiempo vivido, y en los siguientes libros:

"Luces y sombras del Árbol genealógico" de Daniel Dancourt.

"El Universo de lo Sencillo" de Pablo Arribas.

"Nuestra incierta vida normal" del psiquiatra Luis Rojas Marcos.

"Rumbo a una vida mejor" de Jorge Bucay.

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Esta noche no he podido pegar ojo.